Generamos experiencias reales de aprendizaje con el juego en la naturaleza como base para cuidar y respetar la curiosidad innata de la infancia. Espacios naturales de alto valor pedagógico.
Nuestras herramientas didácticas abrazan la interculturalidad, la convivencia e impulsan la diversidad como actitud y acción.
Apoyamos a los centros educativos locales con propuestas extraescolares al aire libre que impulsan el desarrollo y el bienestar de la infancia.
Ven a jugar con nosotr@s

La infancia temprana es especialmente sensible a la naturaleza. L@s niñ@s se identifican con ella de una manera holística, integrada, se sienten parte de ella. Nada les produce tanto placer como estar fuera y poder zambullirse con todos los sentidos en lo que la naturaleza les ofrece. La naturaleza ofrece espacios de calidad para el movimiento y la percepción sensorial, difíciles de reproducir en otro tipo de emplazamientos. Aunque no es necesario buscar escenarios grandiosos, pues el interés de l@s niñ@s a estas edades está en la escala micro, en lo que tiene lugar al alcance de su mano, es importante proveerles de un espacio natural lo menos manipulado posible. El contacto frecuente o casi permanente con la naturaleza, genera un sentido de identidad y pertenencia a ella que es difícil de conseguir con visitas esporádicas. Ello se traduce de manera casi inmediata en actitudes y comportamientos de respeto al entorno, casi sin necesidad de explicación o mediación por parte del adulto.
Además, ese contacto prolongado y habitual con la naturaleza provee a l@s niñ@s de experiencias sensoriales intensas, profundas y gratificantes a la larga. La información que les llega a través de todos los sentidos es coherente, consistente y llena de matices y sutilezas, imprescindible a la hora de integrar la información en el cerebro. Todo ello permite un mayor autoconocimiento de su cuerpo y lo que éste les permite hacer. Los infinitos matices de formas, colores, tamaños y materiales, hace que l@s niñ@s se hagan más sensibles a la belleza y se sientan en armonía con el entorno y consigo mismo. La naturaleza ofrece un entorno con recursos ilimitados y donde el espacio amplio y abierto les permite expandirse física y mentalmente, sentirse libres; pueden desarrollar su juego sin interferir los unos con los otros y en un escenario con múltiples ambientes, estructuras, materiales y retos de diferente nivel y características. La permanencia al aire libre, en un entorno por definición cambiante, hace que estén más alerta, tengan una mayor capacidad de observación y concentración, y sean más flexibles consigo mismos y con los demás que cuando están en el aula. Por esta misma razón, mejoran en el reconocimiento de las necesidades propias y ajenas. Los ritmos del mundo natural, en general más pausados que los que impone nuestra sociedad, permiten desarrollar la paciencia, les aportan serenidad y contribuyen al encuentro con su espiritualidad.
El ser del bosque de lilah

Somos amor
El Amor como emoción fundamental de
respeto y aceptación mutua, hacia
quienes somos, hacia los demás y hacia
todo lo que nos rodea.
El Amor como base esencial para la
libertad y el respeto que nos permite ser
en plenitud, convivir y cohabitar
dignamente.

Somos juego
El juego espontáneo es una herramienta
innata de socialización, aprendizaje,
desarrollo, autorregulación y felicidad. El
juego libre que brota de nuestro interior, sin
ser dirigido, es la mejor herramienta de
autoconocimiento en la infancia, y siendo así,
es inevitable que la necesidad de juego nos
acompañe toda nuestra vida.

Somos naturaleza
El aire, el agua, el alimento esencial para nuestra supervivencia y que la Tierra generosamente nos ofrece. Estar en la Naturaleza es vida, el origen de todo lo que nos permite ser. Es bienestar. Nuestra mirada hacia la Naturaleza desde el “Ser” para acercarnos, para sentirnos parte, para
cuidarla y conservarla. Creando vínculos, lazos de pertenencia y respeto hacia ella.