Hoy me gustaría compartir y hablar sobre una práctica que se hace muy necesaria en nuestros días, la Atención plena o también conocida como mindfulness.
La maternidad ha despertado en mí muchas sensaciones nuevas, emociones, fortalezas y entre ellas también el hecho de observar en mis hijxs la capacidad innata de atención plena, asombro, y, de ser y estar en el ahora.
Estudiando e investigando sobre las aplicaciones y beneficios que tienen el Yoga y mindfulness me fui convenciendo, cada vez más, de que todos al nacer tenemos todas las capacidades que vamos a necesitar en la vida. Cuando nacemos y respiramos por primera vez, también se van despertando los sentidos y comenzamos a regar y germinar algunas de esas capacidades con cada EXPERIENCIA.
¿Qué es la Atención plena?
Lo primero que se desarrolla es la Atención plena, esencial para sobrevivir, la que a la vez nos permite disfrutar de las caricias de mamá y papá, decir las primeras palabras, disfrutar golpeando el agua en la bañera y vivirlo todo al 100%. Pero a medida que pasa el tiempo las situaciones y personas van adormeciendo tu atención y se empieza a despertar en ti la ansiedad por tener y la preocupación por hacer. Es aquí donde el mindfulness se convierte en una herramienta para reconectar y recuperar tu atención plena y volver al equilibrio y, por qué no, es una manera práctica y divertida de volver a ser a través de los juegos y cuentos.

En los talleres de Yoga que realizo siempre comenzamos creando ese espacio de atención plena, de estar aquí y ahora.
Si es en la naturaleza, son miles los recursos con los que contamos para ello: Observar las nubes, escuchar un número concreto de sonidos, reconocer olores y texturas de elementos que están en el entorno,…
Hacer aflorar la capacidad de observación y concentración, familiarizándose con una actitud de escucharse hacia unx mismx, de aceptación de nuestras propias capacidades (autoestima y autoimagen).
Hay infinidad de recursos para hacer la práctica de Atención plena o mindfulness de una forma atractiva y motivadora para todos los grupos de edad. Ya sea a través de la pintura, meditaciones guiadas, danza, dinámicas sensoriales, permitiéndonos sentir paz y alegría, calma y equilibrio. Por eso voy a compartir con vosotros un par de ejercicios de mindfulness recomendados a partir de los 6 años y que podéis adaptar a cualquier espacio:
ATENCIÓN AL SONIDO DE DENTRO HACIA FUERA
- Cierra los ojos y presta atención a lo que escuchas.
- Durante las tres primeras respiraciones, empieza a concentrarte en los sonidos de tu propio cuerpo. (Respiración, latidos del corazón,…)
- Luego continúa con otras tres respiraciones y atiende a los sonidos que escuchas en sala (el silencio, el movimiento de otras personas,…)
- Sigue con tres nuevas respiraciones escuchando sonidos que hay en el exterior de la sala (sonidos de pájaros, coches,…)
- Por último integra todos los sonidos.
- Inhala profundo y al exhalar abre los ojos suavemente.
¿Cómo te sientes?
¿Has descubierto y reconocido nuevos sonidos en ti?
¿Has podido imaginar a través de los sonidos todo aquello que te rodea?
Meditación de las piedras y las emociones
Para está práctica de mindfulness necesitamos cuatro piedras que representan las cuatro emociones básicas: la alegría, el miedo, la tristeza y la ira.
De esta forma trabajamos la atención, la concentración y la relajación, a la vez que ayudamos a que los niños lleguen a entender la importancia de ser conscientes de sus sentimientos, sensaciones y pensamientos y aprenden a identificar y gestionar sus emociones para sentirse mejor.
Después de la meditación, fabricamos nuestra bolsita para guardar las mágicas piedras y poder llevárnoslas a casa y seguir practicando…, ¡¡para los niños y niñas su “bolsita de las piedras de las emociones” es su gran tesoro!!
(si pasáis un día de campo o una tarde de paseo, momento parque, son situaciones y lugares especiales para que los niños/as recojan sus piedras)
¡Es súper divertido y a los peques les encanta!
Os comparto una meditación guiada para niñxs y adolescentes que me parece un tesoro. “Iluminando mis partes” de Tefi Skoufalos.
¡Ah! Recomendaros un par de libros de cabecera para hacer Mindfulness con niñxs (aunque hay decenas que son maravillosos). “Luz de estrellas” de Maureen Garth y “Respira como un Oso” de Kira Willey.
¡Y como no, pasear y sentir la naturaleza, pues es lo que somos y de ahí venimos!
Un abrazo, mucho amor, juego y naturaleza.
Rocío